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Alimentos: El olivar que queremos
El olivar ideal, el del imaginario colectivo desaparece ante nuestros ojos. Para muchas personas el olivar es parte de nuestra cultura y de nuestro paisaje, lo vemos junto a las carreteras, aparece en canciones tradicionales, nos encanta su producto estrella, el aceite de oliva (el "oro líquido" y piedra angular de la dieta mediterránea, demandado fuera y dentro de nuestras fronteras). Pero ¿cuála es el olivar que realmente tenemos en los campos?
Lo que no sabemos del olivar es que cada vez más, al igual que otros cultivos, está sufriendo de la intensificación agrícola, lo que supone un agresión al árbol y al medio ambiente. Los grandes campos de olivares centenarios, separados entre sí y que se regaban con las lluvias, y se recolectaban manualmente, han dado paso a plantaciones de pequeños arbustos puestos en hilera, apenas separados entre sí con el único objetivo de facilitar su recolección mecanizada. Además, son regados con abundante agua, en zonas donde el agua es un recurso escaso y valioso, en busca de la sobreproducción.
Desde WWF, como medida estratégica siempre pedimos a las administraciones públicas que pongan en marcha las medidas de desarrollo necesarias para que la Política Agraria Común proteja y asegure el futuro de los olivares ecológicos.
El olivar gestionado de una manera más respetuosa con el medio ambiente, es un ejemplo claro de sistema de alto valor natural (SAVN) a proteger. Presentan un enorme potencial para compatibilizar la producción de aceite de calidad con la conservación de especies de flora y fauna, además de seguir manteniendo el empleo en muchos pueblos..
Para lograrlo es clave la apuesta por buenas prácticas agrícolas que, además, permiten mejorar la viabilidad económica de las fincas. ¿Y eso cómo se consigue? En el manual “Olivares de montaña: pendientes de biodiversidad", se recogen buenas prácticas así como algunas de las especies más emblemáticas que habitan y dependen de los olivares gestionados con respeto al medio ambiente. Algunas de estas buenas prácticas son:
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Establecer cubiertas vegetales para mejorar el suelo y protegerlo de la erosión.
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Evitar el uso de herbicidas sustituyéndolo por laboreo o pastoreo controlado.
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Extender los restos de poda, compostados, para frenar los procesos erosivos y mejorar el aporte de materia orgánica al suelo.
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Evitar la formación de cárcavas y corregir las ya existentes para impedir la pérdida de suelo.
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Apostar por la fertilización orgánica.
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Potenciar la presencia de diversas especies (aves, murciélagos, microfauna...) mediante la recuperación de majanos, instalación de cajas nido y otros refugios, favoreciendo el control natural de plagas.
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Mantener o restaurar muretes de piedra, terrazas y otras construcciones tradicionales, refugios de fauna. ... etc.
Accede a todas estas y otras medidas recomendadas y a una completa guía de los animales que se resguardan a la sombra de los olivos.
DESCARGAR EL MANUALUn caso de éxito y un ejemplo de aplicación de esta guía.
En este video te contamos en qué consiste la problemática del olivar en Andalucía, así como el trabajo que junto la cooperativa olivarera Olipe, productor de aceite ecológico en el valle de Los Pedroches (Córdoba), venimos desarrollando en defensa de buenas prácticas en el olivar andaluz.
Es de suma importancia que los consumidores aprendan a valorar los productos de calidad que proceden de este tipo de fincas más respetuosas con el medio ambiente. La labor de sensibilización e información a los consumidores, así como todo el trabajo que se puede desarrollar con los canales de distribución para acercar estos productos a un gran público (mercados, supermercados y grandes superficies), ofreciendo un precio justo a productores y consumidores, son estratégicos para preservar estas prácticas sostenibles.